19 mar 2017

RELATO Lee para mí #EspecialBella&Bestia

Cada tarde, Bella, después de almorzar, se iba a la biblioteca del castillo. Aquel era el 
lugar preferido de ella y Bestia lo sabía, por ello la dejaba disfrutar allí, sola. No 
obstante, aquella tarde fue distinta, ella no se dirigió a su zona favorita, sino que se fue 
directo a su habitación. 
—¿Qué le pasa a Bella? —interrogó a la señora Potts de un modo hostil. 
—Está en su dormitorio, señor —respondió con una sonrisa.
—¿Por qué no fue a la biblioteca como cada tarde? 
—No lo sé, señor, no le pregunté. 
—Vaya a verla, quiero saber por qué no está en la biblioteca. 
—Tal vez esté cansada, señor. 
—Para leer, Bella nunca está casada —espetó de malhumor. 
—Señor, hoy hace frío y Bella está cansada, despertó muy temprano esta mañana, 
seguramente se fue a dormir un rato.
—¿No estará enferma? 
—No que yo sepa.
—Me avisa cuando salga. 
—Claro, señor. 
Bestia subió al ala oeste del castillo, molesto porque no podría ver a Bella. Cada 
tarde él la espiaba desde las sombras y la escuchaba leer en voz alta sus libros favoritos. 
Bestia se daba vueltas por su refugio, inquieto y preocupado por la falta de Bella a su 
“cita diaria”. 
Sin poder soportar más, corrió, primero escaleras abajo y luego escaleras arriba para 
visitar a Bella en su dormitorio. 
—¡Bella! —gritó desde fuera. 
Bella se asustó. Hacía poco más de una semana que llevaba viviendo en ese castillo 
y, aunque Bestia se había comportado bien con ella, todavía no se acostumbraba a la 
idea de convivir con un monstruo.
—¡Bella, abre la puerta! —ordenó con un rugido.
—Señor, ¿otra vez le hablará de ese modo a su invitada? —Din Don intentó calmar a 
su amo, sin resultado aparente. 
—¡Quiero verla! —gruñó.
—Lo sé, amo, pero ya no iba a hablarle de ese modo, sabe que la asusta.
Bestia miró al reloj parlante y aspiró hondo para calmarse. 
—Bella, por favor, quiero hablar contigo —dijo en un tono más bajo. 
Bella abrió la puerta y se asomó enfrentándolo con la mirada.
—Bella... —musitó Bestia.
—¿Pasa algo?
—Eso quería saber yo. ¿Por qué no fuiste a la biblioteca esta tarde? 
—Porque estaba cansada, me dolía la cabeza. ¿Algún problema con eso o acaso es 
mi obligación? 
—Quería asegurarme que estabas bien. 
—Lo estoy, solo no tenía ganas de leer hoy —respondió con un poco de diversión. 
—¿Por qué? 
—Porque no tenía ganas, ya te lo dije. 
Bestia se incomodó, él quería escucharla leer, pero no se lo admitiría. 
Bella salió del cuarto, tomó la mano de su captor y lo guio hasta la habitación 
favorita del castillo. 
—¿Qué haces? —preguntó Bestia. 
—Si quieres que lea para ti, debes pedirlo, no es educado espiar a las personas —le 
indicó sin enojo, al contrario, plasmó ternura en sus palabras. 
—¿Lo sabías? 
—Sí. 
—¿Y ahora puedes leer para mí? —preguntó avergonzado.
—Solo si te sientas a mi lado y no te vuelves a esconder para espiarme. 
—Prometido —dio su palabra. 
Bestia se sentó en el suelo, ella se acercó al mueble, tomó el libro que había quedado 
a medias el día anterior y volvió para acomodarse apoyada en su Bestia, que la abrazó y 
con su pelaje y sus brazos la mantuvieron abrigada y protegida del intenso frío que 
reinaba en el ambiente. 
Lumiere les dio la luz apropiada, la señora Potts le sirvió una taza de café a Bella y 
Chip se sentó a escuchar el cuento en la falda de Bella. 
Bestia fue feliz aquella tarde. Aunque Bella no lo amara nunca, le había demostrado, 
en esos pocos días, un mundo nuevo de amor y felicidad, sobre todo a través de los 
libros y sus historias. 


Freya Asgard
 
¿Qué os ha parecido? A mí me ha encantado, pero menudo pillín está echo la Bestia, que va por ahí espiando a Bella.

3 comentarios:

  1. Hola!
    Genial! Y tan bonito!! Si es que los libros unen muncho, jejeje
    un beso
    S

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  2. Que bonito y llevas toda la razón. Estoy deacurdo contigo en todo lo que xuentas.
    Besos

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  3. Una escena muy original y tierna desde mi punto de vista.

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